En varios estudios pequeños,
la radioembolización retrasó la progresión del cáncer colorrectal después de su
propagación al hígado. También se ha demostrado que la radioembolización reduce
los carcinomas hepatocelulares.
Hasta ahora, sin embargo,
la evidencia es escasa respecto a que las personas que reciben la
radioembolización y la quimioterapia para el cáncer en el hígado viven más
tiempo o se sienten mejor que las personas que reciben quimioterapia solamente.
Se están realizando ensayos clínicos más amplios que deberían ayudar a responder
a las preguntas sobre los beneficios de la radioembolización.
Muchas personas
experimentan síntomas de fatiga, náuseas, dolor abdominal, fiebre
y pérdida de apetito después de la
radioembolización. Estos efectos suelen ser leves o moderados, y la mayoría de
la gente deja el hospital dentro de un día o dos después del procedimiento.
La radioembolización
tiene una baja tasa de efectos
secundarios graves. Sin embargo, un pequeño porcentaje de personas tiene
serios problemas después de la radioembolización. Las posibles complicaciones
del proceder incluyen:
- Úlceras graves en el estómago o en el intestino delgado
- Insuficiencia hepática o vesicular
- Concentración de glóbulos blancos peligrosamente baja
- Daño de radiación a los pulmones
Las pruebas realizadas
antes de la radioembolización pueden reducir algunos de los riesgos de
complicaciones del procedimiento.
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