Los
hoyuelos de Venus son esos pequeños círculos que se forman en la
parte baja de la espalda de las mujeres y hombres, que para ciertas
personas otorgan valor estético o erótico; reciben su nombre de la
diosa Venus y a veces es objeto de fetichismo. Aunque esto es un
gusto y siempre hay a quien no le son de agrado. Estos, al igual que
los hoyitos de los cachetes y la barbilla, son genéticos y se deben
al tamaño y tono de un ligamento.
¿Cómo
se producen?
Estos
famosos hoyuelos aparecen en el espacio anatómico denominado “El
rombo de Michaelis” que no es más que el área comprendida
entre la apófisis espinosa de la 5ta. vértebra lumbar, las espinas
ilíacas y el punto de unión de los glúteos (todas las personas los
tenemos, sin embargo, solo en algunos pueden verse). Los hoyuelos de
la espalda se forman al unirse los planos superiores (piel y tejido
celular subcutáneo) con el sacro mediante fibras colágenas (tejido
ligamentario). Su localización y forma se explica porque es el punto
donde se junta el hueso sacro con la pelvis.
Que
estos sean visibles o no dependen primeramente del componente
genético de cada persona. Desafortunadamente no podemos elegir
tenerlos o no, pero aquellas personas que los poseen son afortunadas,
ya que estos se consideran bastante sexys. Si estos están marcados
es una señal de buena circulación y de tener un cuerpo saludable,
pues son más visibles cuando el porcentaje de grasa corporal es
mínimo, debido a que los hoyuelos están localizados en donde no hay
músculo. La mejor manera de tenerlos es perdiendo grasa corporal. Si
tienes demasiada grasa que cubre los hoyuelos, estos no se podrán
ver.