La vitamina D podría
ralentizar el avance de la esclerosis múltiple (EM), y también reducir la
actividad cerebral nociva, sugiere un estudio reciente. Corregir la deficiencia de
vitamina D a principios de la enfermedad es importante, según el informe, que
aparece en la edición en línea del 20 de enero de la revista JAMA Neurology.
Pero algunos expertos
afirman que es demasiado pronto para recomendar suministrar complementos de
vitamina D a las personas que sufren del trastorno del sistema nervioso
central.
"Nadie sabe cuál es la
conexión entre la EM y la vitamina D", apuntó Nicholas LaRocca,
vicepresidente de administración e investigación en políticas de la atención de
salud de la Sociedad Nacional de la Esclerosis Múltiple (National Multiple
Sclerosis Society). "Lo que sospechan es que la vitamina D tiene algún
efecto sobre el sistema inmunitario".
Tampoco está claro qué dosis
de la vitamina podría ser adecuada, comentó. "No sabemos cuál sería un
buen nivel. No hay un consenso científico sobre un protocolo de tratamiento.
Quizá lleguemos ahí en algún momento", planteó LaRocca.
Sin embargo, el investigador
líder del estudio, el Dr. Alberto Ascherio, profesor de epidemiología y
nutrición de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, está
convencido de que la vitamina D, que con frecuencia se denomina la
"vitamina del sol", puede resultar en un beneficio real para los
pacientes de EM.
"Estos hallazgos, en
combinación con evidencias anteriores de que la deficiencia de vitamina D es un
factor de riesgo para la EM, y [la investigación sobre] los efectos
inmunológicos de la vitamina D, sugieren firmemente que mantener un estado
adecuado de vitamina D es importante en el tratamiento de la EM", aseguró.
En el estudio, los niveles
de vitamina D en el momento de los primeros síntomas de EM predijeron el avance
de la enfermedad durante los cinco años siguientes, señaló Ascherio.
Las personas con unos
niveles más bajos de vitamina D, por debajo de 50 nanomoles por litro (nmol/L),
eran más propensas a desarrollar nuevas lesiones cerebrales y a tener un peor
pronóstico que las que tenían unos niveles más altos, dijo Ascherio. "Los
individuos que presentan síntomas que sugieren la EM deben ser evaluados por
una posible deficiencia de vitamina D, y esto debe corregirse mediante la
complementación con vitamina D", planteó.
La EM es una enfermedad
crónica y debilitadora. En muchos casos los síntomas son leves, pero a veces
las personas con EM con el tiempo no pueden caminar, escribir o hablar.
La Dra. Emmanuelle Waubant,
directora del Centro Pediátrico Regional de EM de la Universidad de California,
en San Francisco, está entre los que instan a tener cuidado con los
complementos de vitamina D.
"Aunque estos datos son
emocionantes, solo son estudio de asociación", comentó Waubant.
"Todavía necesitamos realizar un ensayo aleatorizado de la complementación
con vitamina D para confirmar que dicha complementación mejora los resultados
de la EM".
Otra experta se mostró de
acuerdo.
"Los resultados son
emocionantes porque confirman nuestro trabajo anterior", dijo la Dra.
Ellen Mowry, profesora asistente de neurología de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Pero añadió que ningún
estudio ha establecido aun si tomar complementos de vitamina D ayuda a reducir
los nuevos síntomas y la discapacidad que ocurre en las personas con EM.
"Es posible que los efectos que hemos visto en este y otros estudios en
realidad se deban a otra cosa, y no a la insuficiencia de vitamina D",
dijo.
Además, aunque la vitamina D
se vende sin receta, eso no necesariamente significa que tomar mucha sea
seguro. "Como todo medicamento, podría tener efectos negativos que
desconocemos", añadió Mowry.
La vitamina D también se
obtiene a través de la luz del sol y de ciertos alimentos, como los pescados
grasos y los productos lácteos fortificados.
Mowry y Waubant están
dirigiendo un gran ensayo clínico sobre la vitamina D en los pacientes de EM.
Waubant anotó que en Europa y Australia se están realizando ensayos similares.
"Creo que esos ensayos
ayudarán a responder la importante pregunta de si es seguro y efectivo
recomendar una complementación con altas dosis de vitamina D a las personas con
EM", planteó Mowry.
Para el estudio, los
investigadores midieron los niveles de vitamina D en 465 pacientes con señales
de EM que participaron en un ensayo diseñado para estudiar el tratamiento con
interferón beta-1b. Durante los cinco años siguientes, los pacientes se
sometieron a IRM para que los investigadores pudieran rastrear las lesiones
cerebrales asociadas con la enfermedad.
Durante el primer año de
seguimiento, unos aumentos de 50 nmol/L de vitamina D se asociaron con un
riesgo un 57 por ciento más bajo de desarrollo de nuevas lesiones cerebrales,
mostraron los hallazgos del estudio.
Además, los pacientes tenían
un riesgo un 57 por ciento más bajo de recaída, hallaron los investigadores.
También tenían un aumento anual un 25 por ciento más bajo en el tamaño de las
lesiones de T2 (unas características de la EM que aparecen como puntos
brillantes en la IRM), y una pérdida anual un 0.41 por ciento más baja en el
tamaño cerebral durante el transcurso del estudio.
Artículo
por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Alberto
Ascherio, M.D., Dr.P.H., professor, epidemiology and nutrition, Harvard School
of Public Health, Boston; Nicholas LaRocca, Ph.D., vice president, health care
delivery and policy research, National Multiple Sclerosis Society, New York City;
Emmanuelle Waubant, M.D., Ph.D., director, Regional Pediatric MS Center,
University of California, San Francisco; Ellen Mowry, M.D., assistant
professor, neurology, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore;
Jan. 20, 2014, JAMA Neurology, online
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