Si le gustan los frutos secos, y cuál es su tipo favorito no parece tener importancia, quizás esté reduciendo su riesgo de muerte precoz si se come un puñado cada día. Una investigación reciente halló que las personas que comían una porción de una onza (28 gramos) de frutos secos al día mostraban una reducción del 20 por ciento en el riesgo de morir de cualquier causa durante tres décadas, en comparación con los que no consumían el sabroso refrigerio.
"Observamos el consumo de frutos secos en aproximadamente 119,000 estadounidenses durante los últimos 30 años", apuntó el autor principal del estudio, el Dr. Charles Fuchs, director del Centro de Cáncer Gastrointestinal del Instituto Oncológico Dana-Farber, en Boston. "Las personas que consumían frutos secos con regularidad experimentaron una reducción significativa en [la muerte por todas las causas]".
"Se trata de un estudio observacional, así que no es absoluto en términos de las pruebas", comentó Fuchs. "Pero estudios anteriores han sugerido beneficios de salud, como un riesgo más bajo de enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2, y un colesterol más bajo, entre otros resultados de salud".
El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. y la International Tree Nut Council Nutrition Research and Education Foundation, un instituto sin fines de lucro que representa a nueve industrias distintas relacionadas con los frutos secos.
Los hallazgos aparecen en la edición del 21 de noviembre de la revista New England Journal of Medicine.
Los frutos secos son unos alimentos densos en nutrientes, según la información de respaldo incluida en el estudio. Contienen ácidos grasos insaturados, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Investigaciones anteriores han vinculado el consumo de frutos secos con un riesgo más bajo de enfermedad cardiaca, además de mejoras en los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca, como el colesterol alto, según el estudio.
Los investigadores observaron en qué forma el consumo de frutos secos podría afectar a todas las causas de muerte, además de si los frutos secos se vinculaban con el riesgo de muerte por afecciones específicas, como las enfermedades cardiacas.
El estudio incluyó a más de 76,000 mujeres del Estudio de salud de las enfermeras y a más de 42,000 hombres del Estudio de seguimiento de profesionales de la salud. Todas las personas con antecedentes de enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular o cáncer fueron excluidas del estudio.
El consumo de frutos secos se verificó al inicio del estudio, y luego cada dos a cuatro años durante el estudio. Durante el seguimiento de 30 años, más de 16,000 mujeres y más de 11,000 hombres murieron.
Cuando los investigadores compararon a las personas que comían frutos secos con las que nunca comían frutos secos, hallaron una reducción del 7 por ciento en el riesgo de morir de cualquier caso durante el estudio de 30 años. Las personas que consumían más frutos secos tenían un riesgo de muerte incluso más bajo. Las que comían frutos secos una vez por semana tenían un riesgo de muerte un 11 por ciento más bajo, mientras que las que comían entre dos y cuatro porciones de frutos secos a la semana observaron una reducción del 13 por ciento en su riesgo de morir. Los que consumían la mayor cantidad de frutos secos, al menos siete porciones de una onza a la semana, redujeron su riesgo general de muerte en un 20 por ciento, según el estudio.
Comer más frutos secos también se vinculó con un riesgo más bajo de muerte debido al cáncer, a las enfermedades del corazón y a las afecciones respiratorias.
El estudio descubrió una asociación entre comer frutos secos y vivir más, pero no probó causalidad.
Fuchs comentó que una porción de una onza equivalía a entre 16 y 24 almendras, 16 a 18 anacardos, o 30 a 35 cacahuates.
Las personas que comían frutos secos tendían a tener una mejor salud en general, según el estudio. Eran más delgadas, tenían unas tasas más bajas de obesidad, un colesterol más bajo, menos glucemia alta, unas cinturas más pequeñas, comían más frutas y verduras, y hacían más ejercicio que las personas que comían menos frutos secos, o que no los comían.
Fuchs y su equipo controlaron los datos para tomar en cuesta esos factores.
Una experta apuntó que lo que las personas que comen frutos secos no están comiendo también es importante.
"Este estudio amplía la investigación que plantea que los frutos secos son parte de una dieta generalmente sana, sobre todo si las personas eligen comer frutos secos en lugar de papitas fritas o dulces", señaló Alice Bender, directora asociada de los programas de nutrición del Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (American Institute for Cancer Research).
"Los frutos secos proveen proteína de calidad, fibra, grasas buenas [y] vitaminas B", enfatizó. "Los frutos secos son todo un paquete de salud, y han mostrado algunas cualidades que protegen del cáncer".
"Pero los frutos secos no son una solución mágica para todo", apuntó. "Son solo una parte de todos los alimentos maravillosos que tenemos. Es importante consumir alimentos que estén mínimamente procesados".
"Lo mejor que se puede hacer es sustituir otros alimentos que podrían ser crujientes o dulces con los frutos secos", aconsejó Bender. "Reemplace algunos de esos alimentos que no contribuyen tanto a nuestras dietas con los frutos secos. Así cambiará calorías vacías por un alimento completo".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Charles Fuchs, M.D., M.P.H., director, Gastrointestinal Cancer Center, Dana-Farber Cancer Institute, Boston; Alice Bender, M.S., R.D.N., associate director, nutrition programs, American Institute for Cancer Research, Washington, D.C.; Nov. 21, 2013, New England Journal of Medicine