¿Por qué nos emborrachamos con la Cerveza?


¿Por qué nos emborrachamos con la Cerveza?
Igual que tan solo el olor del café recién hecho podría hacer que alguien se sirva una humeante taza de café, un sorbo de cerveza podría activar parte del sistema de recompensa del cerebro y activar el ansia de beber más, sugiere un estudio reciente.

Los investigadores han descubierto que las pistas sensoriales asociadas con la bebida podrían estimular ciertas partes del cerebro y provocar un ansia de más alcohol. Dar a las personas una cantidad muy pequeña de la marca de cerveza que bebían con más frecuencia produjo un deseo de beber que se correlacionó con la liberación de dopamina, un neurotransmisor que ayuda a controlar los centros de recompensa y placer del cerebro.

El estudio también mostró que la cantidad de dopamina liberada era mayor entre los que tenían padres o hermanos con alcoholismo.

"Esta es la primera demostración en humanos de un estímulo que se asocia de forma confiable con una asociación con el alcohol, o sea, que el sabor por sí solo, sin ninguna cantidad significativa de alcohol, puede inducir una respuesta de la dopamina", comentó el autor del estudio, David Kareken, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana.

La investigación, que aparece en la edición del 15 de abril de la revista Neuropsychopharmacology, valida algunos hallazgos en estudios con animales, haciéndolos más relevantes para la comprensión de lo que sucede en las personas, señaló Kareken. "Tenemos un largo historial en el desarrollo de ratas y ratones con preferencia por el alcohol, y en los últimos 20 años de investigación se muestra que hay neurotransmisores que son distinguibles en [las ratas y los ratones] que prefieren el alcohol".

Kareken dijo que el estudio también podría ayudar a reducir el estigma del alcoholismo. "Se trata de una evidencia bastante firme de que hay factores genéticos que cambian la química cerebral y que podrían actuar como factores de riesgo de la dependencia", explicó.

Para el estudio, 49 hombres diestros en buena salud física y mental, con una edad promedio de 25 años, se sometieron a dos escáneres cerebrales. Ninguno de los participantes tenía antecedentes significativos de uso de drogas o tabaco, aunque todos habían expresado una preferencia por beber cerveza (en lugar de otras bebidas alcohólicas). Las mujeres fueron excluidas del estudio porque fue difícil hallar participantes potenciales que preferían la cerveza y que cumplieran los criterios de inclusión en el estudio.

Se requería ser diestro debido a que la mayoría de personas tienen la capacidad de lenguaje en la parte izquierda del cerebro, y los investigadores deseaban asegurarse de que ninguna diferencia entre los hombres interfiriera con el estudio, explicó Kareken. No se recolectaron datos sobre la etnia ni el nivel social o económico.

Los participantes fueron evaluados mientras bebían 15 milímetros (alrededor de media onza) de la cerveza que tomaban habitualmente, y también mientras tomaban Gatorade.

El sabor de la cerveza se mezcló con una pequeña cantidad de alcohol (aunque no suficiente como para provocar un efecto farmacéutico) para ayudar a asegurar que los participantes experimentaban algo cercano a lo que sentirían bebiendo cerveza, explicó Kareken.

Los investigadores hallaron que, en comparación con el Gatorade, el sabor de cerveza aumentaba significativamente el deseo de beber que reportaba el propio hombre, y los escáneres mostraron que el sabor asociado con el alcohol inducía la liberación de dopamina en la región del estriato del cerebro. La asociación con la liberación de la dopamina fue mayor entre los que tenían padres y hermanos que eran alcohólicos.

Los antecedentes familiares de alcoholismo son una de las mejores formas de evaluar el riesgo genético, explicó Kareken. "El alcoholismo no es un mecanismo genético autosómico dominante sencillo". (Si una enfermedad es un autosómico dominante, eso significa que solo hay que heredar el gen anómalo de uno de los padres para heredar la enfermedad). "Probablemente haya muchísimos genes que predisponen a las personas, a través de distintas vías, a sufrir finalmente de alcoholismo".

El Dr. Scott Krakower, director médico del Centro de Tratamiento de la Comunidad de Mineola, en Mineola, Nueva York, dijo que la investigación tiene sentido.

"Es una de las primeras investigaciones que evalúa si el sabor de algo afecta la conducta", comentó. "Las personas me dicen siempre que no pueden acercarse al alcohol, porque inmediatamente hace que comiencen a beber", añadió Krakower.

"La investigación podría cambiar los consejos que algunos médicos dan a sus pacientes, si saben que hay un riesgo exponencial al beber, debido tan solo al sabor de la bebida", planteó Krakower. "Realmente fomentamos una abstinencia completa. De lo contrario, las personas con antecedentes de alcoholismo se ponen en un riesgo creciente".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: David Kareken, Ph.D., professor and director, neuropsychology section, and deputy director, Indiana Alcohol Research Center, Indiana University School of Medicine, Indianapolis; Scott Krakower, D.O., medical director, Mineola Community Treatment Center, North Shore-LIJ Health System, Mineola, N.Y.; April 15, 2013, Neuropsychopharmacology