Quizás los perritos calientes y las salchichas a la parrilla sean unas
sabrosas indulgencias en los juegos de pelota y en los picnics, pero un estudio
reciente con casi 450,000 personas halla que comer un exceso de carnes
procesadas podría recortar años de vida.
Las personas que comían la mayor cantidad de carnes procesadas
aumentaban su riesgo de muerte prematura en un 44 por ciento. En términos más
amplios, si las personas comieran menos carnes procesadas, el número de muertes
prematuras en general descendería en casi un tres por ciento, hallaron los
investigadores suizos.
"Nuestra recomendación es limitar la ingesta de carnes procesadas a
menos de 28 gramos (una onza) al día", aconsejó la autora del estudio
Sabine Rohrmann, directora de la división de epidemiología y prevención del
cáncer del Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de
Zúrich.
Los investigadores solo pudieron mostrar una asociación entre comer
carnes procesadas y un mayor riesgo de morir temprano, no una relación causal.
Sin embargo, hay motivos para creer que la asociación es real, apuntaron los
científicos.
"Sabemos de algunos mecanismos potenciales que probablemente
contribuyan", señaló Rohrmann. "La carne es rica en colesterol y
grasa saturada, lo que podría ser el vínculo con la enfermedad cardiaca
coronaria".
La carne procesada también es tratada con nitrato para mejorar su
durabilidad, color y sabor. "Sin embargo, también provoca la formación de
carcinógenos. Están relacionados con el riesgo de cáncer de colon y de estómago",
apuntó Rohrmann.
Además, una ingesta alta de hierro a partir de la carne puede llevar a
un mayor riesgo de cáncer, advirtió.
Otro experto anotó que investigaciones anteriores respaldan el vínculo
entre la carne procesada y los problemas de salud.
"Una amplia variedad de estudios han relacionado la ingesta de
carne con unas tasas más altas de enfermedades crónicas", señaló el Dr.
David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la
Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut.
Comer relativamente más carne probablemente conlleve comer menos
alimentos vegetales, que protegen de la enfermedad crónica, apuntó.
"Hay argumentos fuertes para que todos comamos sobre todo
plantas", planteó Katz. "Pero los que lo prefieran pueden comer carne
sin dañar su salud, siempre y cuando elijan con inteligencia y se alejen de la
mortadela".
Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 6 de marzo de la
revista BMC Medicine, Rohrmann y un equipo internacional de
investigadores recolectaron datos sobre casi 450,000 hombres y mujeres. Al
inicio del estudio, ninguno de los participantes había sufrido de cáncer, de un
ataque cardiaco ni de un accidente cerebrovascular. Los investigadores también
recolectaron datos sobre la dieta, el tabaquismo, el ejercicio y el peso.
Para mediados de 2009, más de 26,000 de los participantes del estudio
habían muerto.
"La mortalidad aumenta cuando comparamos a los participantes que
comían más de 40 gramos al día de carne procesada con los que comían entre 10 y
20 gramos al día", señaló Rohrmann.
Mientras mayor es el consumo, mayor es el riesgo. "Para el grupo de
mayor consumo (los que consumen al menos 160 gramos de carne procesada al día),
la mortalidad fue un 44 por ciento más elevada en comparación con los que
comían poca carne (de 10 a 20 gramos al día)", comentó.
"Dado que la carne también es rica en ciertos minerales y
vitaminas, no recomendamos que no se coma carne, sino reducir la ingesta de
carnes procesadas y limitar la ingesta de carne roja a unos 300 a 600 gramos
por semana, según recomiendan otros grupos de nutrición", aconsejó
Rohrmann.
Además, el consumo de mucha carne procesada se daba junto con otras
opciones malsanas. Los que comían la mayor cantidad de carne procesada eran los
que menos frutas y verduras comían, y eran más propensos a fumar. Además, los
hombres que comían mucha carne tendían a beber mucho, hallaron los
investigadores.
Una experta apuntó que cambiar los malos hábitos podría resultar difícil
en EE. UU.
"Las salchichas, un sándwich de bacón, lechuga y tomate o de jamón
son la norma diaria de muchos estadounidenses", señaló Samantha Heller,
nutricionista clínica del Centro de Atención Musculoesquelética de la NYU en la
ciudad de Nueva York. "Limitar el consumo de carnes procesadas a menos de
una onza al día, como sugieren los investigadores del estudio, será una
recomendación difícil de implementar a menos que podamos educar al público
sobre los problemas de salud asociados con comer carnes procesadas con
regularidad".
Los profesionales de la salud, los educadores y las compañías
alimentarias deben esforzarse por cambiar la cultura de la comida en Estados
Unidos, de forma que una alimentación saludable basada en plantas se convierta
en la norma diaria, enfatizó Heller.
El Instituto Americano de la Carne (American Meat Institute) criticó los
hallazgos.
"Si bien tenemos inquietudes significativas sobre la metodología y
los resultados del estudio, si se elige aceptar sus conclusiones, los
estadounidenses pueden sentirse tranquilos de que su consumo de carne procesada
se encuentra, en promedio, en el nivel recomendado aproximado por estos
investigadores, y pueden sentirse confiados de que la carne roja consumida como
parte de una dieta equilibrada y saludable ofrece una buena nutrición sin un
aumento en el riesgo de mortalidad", aseguró en una declaración la
directora científica de la American Meat Institute Foundation, Betsy Booren.
Artículo por HealthDay
FUENTES: Sabine Rohrmann, Ph.D., head,
division of cancer epidemiology and prevention, Institute of Social and
Preventive Medicine, University of Zurich, Switzerland; David Katz, M.D.,
M.P.H., director, Yale University Prevention Research Center, New Haven, Conn.;
Samantha Heller, R.D., clinical nutritionist, NYU Center for Musculoskeletal
Care, New York City; March 6, 2013, BMC Medicine online; March
6, 2013, American Meat Institute statement