NUEVA YORK
(Reuters Health) - Para las personas conscientes de su salud cardíaca, un nuevo
estudio sugiere que sería mejor comer pescado que usar suplementos de ácidos
grasos omega 3.
Luego de
revisar información sobre los hábitos y los niveles en sangre de ácidos grasos
de más de 20.000 médicos varones, un equipo detectó resultados contradictorios
sobre el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca y el consumo de
suplementos de omega 3. Sin embargo, el consumo regular de pescado estuvo
asociado con un menor riesgo de desarrollar ese trastorno.
Para el
autor principal, los resultados coinciden con las guías de la Asociación
Estadounidense del Corazón (AHA, por su sigla en inglés).
"Muestran
una reducción del riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca en los hombres
que consumen pescado, en cualquier cantidad, todas las semanas", dijo el
doctor Luc Djoussé, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston.
"Las recomendaciones de AHA no deberían cambiar con estos
resultados".
Las guías
aconsejan consumir dos porciones de pescado graso por semana. Para AHA, el
salmón, el arenque, la sardina y el atún blanco son algunos de los pescados más
saludables.
Algunas
personas prefieren usar suplementos de omega 3, que son de venta libre, aunque
aún se desconocen sus beneficios.
En American
Journal of Clinical Nutrition, el equipo de Djoussé analizó información del
llamado Physicians' Health Study, un estudio en curso sobre médicos varones que
comenzó en 1982. Determinó qué cantidad de omega 3 tenían los médicos en el
organismo mediante análisis de sangre y cuestionarios alimentarios, que también
revelaron cuánto pescado consumían.
Unos 7 de
cada 1.000 hombres que comían pescado menos de una vez por mes desarrolló
insuficiencia cardíaca, comparado con 4 de cada 1.000 que comían más de una
porción por mes. Eso, para Djoussé, se traduce en "un 30 por ciento menos
riesgo de insuficiencia cardíaca que en los que no consumían pescado".
DHA, EPA, DPA
En cuanto a
los distintos tipos de ácidos grasos omega 3, todo se volvió más complicado. El
equipo analizó específicamente el ácido eicosapentaenoico o EPA, el ácido
docosahexaenoico o DHA y el ácido docosapentaenoico o DPA en la alimentación y
la sangre de los participantes.
El equipo
no detectó un efecto de los niveles en sangre de EPA o DHA, que son los dos
ácidos grasos a los que se les atribuyen los beneficios del pescado y se
comercializan como suplementos de "aceite de pescado".
Pero sí
surgió en el estudio un nexo entre una reducción del riesgo de padecer
insuficiencia cardíaca y DPA, que deriva en el organismo del EPA y puede
convertirse en DHA, según explicó Djoussé.
Agregó que
los resultados sugieren que el DPA tendría otro mecanismo de acción, que nuevos
estudios deberían replicar. Además, el estudio no prueba que el consumo de
pescado fuera la causa o no de la reducción del riesgo de desarrollar
insuficiencia cardíaca.
Alice
Lichtenstein, directora del Laboratorio de Nutrición Cardiovascular de Tufts
University, Boston, dijo a Reuters Health que el estudio muestra cómo se
desvanece la esperanza de hallar una "cura rápida". Consideró:
"Lo que necesitamos hacer, y quizás este estudio refuerza, es esforzarnos
más en modificar la alimentación de la población de riesgo".
Djoussé
opinó que hasta la realización de nuevos estudios, la población no debería
cambiar la dieta si ya cumplen con las recomendaciones de AHA.
Por Andrew
M. Seaman
FUENTE:
American Journal of Clinical Nutrition, online 5 de septiembre del 2012