La vida social forma parte
importante de toda persona; precisamente hace unas noches mientras nos
divertíamos con algunas amistades en un bar, durante la platica me hicieron
recordar una pregunta que ya me habían hecho anteriormente, una duda que
seguramente han tenido varias personas, a pesar de haberla contestado varias
ocasiones nunca había escrito nada al respecto, la pregunta era algo parecido a
¿Puedo ingerir bebidas alcohólicas
mientras estoy tomando medicamentos?
¿Tiene algo de malo eso? ¿Me puede pasar algo? ¿Afecta mi tratamiento?, y sin duda todo mundo sabe las respuestas a esto: No debes ingerir bebidas alcohólicas
mientras tomas medicamentos; sí puede ser malo; sí te pudiera pasar algo;
sí podría afectar tu tratamiento. El detalle esta en que nadie sabe ¿Por qué?.
El alcohol que ya es parte de la historia de la humanidad, se ha
convertido en la droga social más
utilizada y aceptada, disponible para cualquiera; instituciones, la prensa,
amigos y hasta la familia conocen sus efectos
adversos y las consecuencias de su
abuso. A niveles moderados es un excelente ansiolítico, su efecto
psicoactivo le permite relajar y desinhibir al individuo, sumergiéndolo en un
estado de relajación, euforia y mayor capacidad social. Si se aumenta esta
dosis, la pérdida del control es directamente proporcional a la cantidad
ingerida, igualmente sucede con la conciencia, si se llegará a niveles tóxicos la afectación del
sistema nervioso pudiera ser tal que lo llevaría a la muerte por depresión del centro respiratorio.
Al ser una droga más, o fármaco
tiene que ser metabolizado por nuestro organismo, junto con otro u otros
medicamentos que en ese momento hayamos ingerido. Los efectos de esta interacción serán variables en
dependencia del tipo de fármaco, la cantidad de alcohol bebida y la exposición
a este, es decir, si es un bebedor
ocasional o crónico. En aquellos que beben ocasionalmente el alcohol puede
inhibir las enzimas hepáticas encargadas de la biotransformación y metabolismo de los fármacos aumentando
la concentración de los niveles en
sangre, tal es el caso de los psicofármacos, las benzodiacepinas como el
diazepam, lorazepam, lormetazepam, bentazepam, flurazepam, flutitrazepam,
clonazepam, clorazepato dipotásico (Tranxilium), clordiazepóxido (Librium);
otros medicamentos como fenobarbital, fenitoína, clorpromacina, clometiazol y
ciclosporina con los mismos resultados. Al elevarse la concentración de estos
fármacos en sangre además de prolongarse su actividad, se incrementa la
probabilidad de los efectos adversos, que pueden llegar a ser graves. La ingesta de bebidas
alcohólicas aunado al consumo de fármacos depresores del sistema nervioso
central (SNC) como los antihistamínicos, fármacos ansiolíticos, hipnóticos, opioides,
etc. Trae como resultado una disminución en el metabolismo de los mismos
aumentando sus concentraciones, se potencia la alteración psicomotora,
produciendo una mayor depresión del SNC.
En aquellas personas que se
exponen crónicamente al alcohol, es decir que son bebedores habituales, se produce una inducción de las enzimas
hepáticas aumentando la biotransformación de las drogas metabolizándolas
rápidamente, disminuyendo su actividad, por ejemplo el paracetamol o
acetaminofén, warfarina, antidiabéticos orales y rifampicina. Esto explica
porque personas alcohólicas
requieren dosis elevadas de ciertos
medicamentos para que surtan efecto, excepto en aquellos pacientes que tienen daño hepático como la cirrosis donde disminuye la función del
hígado con la consiguiente baja de la biotransformación medicamentosa. Por otro
lado el paracetamol o acetaminofén ampliamente usado como analgésico y
antipirético no debe usarse si se consume alcohol, ya que este ultimo
multiplica su potencial tóxico,
pudiendo llegar a producir una hepatitis medicamentosa.
El empleo de los Antinflamatorios
no esteroideos (AINES) disminuye la
protección de la mucosa del tuvo
digestivo, principalmente del estomago, si se consumen a la par de alcohol,
aumenta considerablemente el riesgo de lesiones
de la mucosa, produciendo gastritis, duodenitis, yeyunitis, ulceras, y las
temibles complicaciones de estas, como la perforaciones.
Cabe mencionar que si alcohol
afecta el metabolismo de ciertos fármacos, también sucede a la inversa.
Medicamentos usados frecuentemente como el metronidazol, ketoconazol,
clorpropamida, cefalosporinas (cefotetán, cefamadol, cefoperazona) producen
este efecto al igual que otros (disulfiram). Al aumentar notablemente la
concentración alcohólica en sangre, comienzan a aparecer los síntomas de intoxicación etílica tan conocidos por
muchos, como son las nauseas, sudoración, vómitos, enrojecimiento de la cara,
produciendo un fenómeno llamado “Antabuse”.
Aunque generalmente cuando se consume el alcohol tiempo antes de estos
tratamientos no se produce dicho fenómeno.
Recordemos que existen
medicamentos que en su composición contienen alcohol, un ejemplo son los
elixires, si se ingieren junto con bebidas etílicas obtendremos un efecto
sumatorio, logrando los efectos adversos del alcohol rápidamente.
Finalmente, estaría bien
mencionar un efecto bueno del alcohol en lo que a medicamentos se refiere.
Consumirlo en una proporción adecuada, puede mejorar la actividad farmacológica
de ciertos principios activos, como
los usados para el tratamiento de la hipertensión arterial.
De todo lo anterior, podemos
reflexionar bastante. Sabemos que la industria
farmacéutica es muy grande y variada, donde un mismo principio activo puede
tener varios nombres. Mucha gente puede estar bajo un tratamiento y tomar la
decisión irresponsable de omitir
este detalle e ingerir bebidas alcohólicas durante la terapia, sin conocer que
puede estarse exponiendo a un gran peligro,
pues aunque las interacciones están bien descritas, nadie sabe cual será y que
intensidad tendrá en cada persona. Piensa muy bien antes de tomar esta
decisión, si no sabes que efecto podrá tener el unir determinado tratamiento
con el alcohol, mejor abstente, es
mejor prevenir que lamentar. Nuestra recomendación es que ante todo tratamiento
farmacológico está suspendida totalmente cualquier tipo de bebida alcohólica
sin importar el grado de concentración. Se consciente, espera a terminar la medicación y dejar pasar unos días ya
que varios fármacos permanecen en sangre después de suspender su uso, consulta
con tu médico sobre este tema. No te expongas.